SUCEDE SIN EMBARGO
para Michèle Manassé
Abro el libro. Te escucho. Estoy atento
al hondo crepitar de tus palabras.
Tu figura se mece, tu cuerpo de otro mundo.
No puedo contenerme. Me entrego y mi mirada
te arranca una sonrisa
que me sorprende, cómplice,
y entonces
tu boca como un viaje interminable,
tu cuerpo ánfora o nube o las mareas,
tu piel y la armonía de las constelaciones.
Cierro el libro. Te llevo de mi brazo
a un oscuro anaquel, a un callejón
de mi memoria, siempre
joven y amante y ofrecida,
a la espera del día del rescate.
Eduardo García
No hay comentarios:
Publicar un comentario