Lo
que más me gustó: la capacidad que el autor ha tenido de crear una estructura
narrativa que refleja perfectamente al personaje central, Iñaki Abaitua. Una
estructura muy original, como he visto pocas: de ella forma parte, por ejemplo,
la desorganización.
Un cierto caos que funciona muy bien. Porque Iñaki también es
un gran despistado (por muchos diccionarios que haga, lo es).
El
desorden narrativo se señala varias veces a lo largo de la novela, como si el
autor quisiese confesar sus intenciones a través de reflexiones o de
referencias a lugares (el Parque Güell, por ejemplo). Es uno de los retos de
esta novela: un reto que termina siendo una victoria.
Además
de la desorganización, tenemos el movimiento de fuga: el tiempo con frecuencia
va hacia atrás, sobre todo en la parte inicial de la novela, como rechazando el
presente. Esta fuga que se refleja en la estructura también es un rasgo de
Iñaki: alguien que siempre intenta escaparse de todo.
Después
está la repetición: una característica estructural que domina sobre todo en la
segunda parte de la obra y en la cual, en mi opinión, se refleja la dimensión
obsesiva de Iñaki. Hay cosas que él no olvida y la novela refleja muy bien
estos recuerdos que vuelven y vuelven.
En
resumen: a través de una estructura que es un espejo del espíritu de Iñaki, el
lector penetra a fondo en el alma de este hombre, casi como si se zambullera en
todos sus sentimientos. Me hizo pensar, algo, en Flaubert, mucho en Faulkner y,
también, en el nouveau roman. Resulta curioso ver una obra vasca tan lanzada en
la modernidad: parece que desde las ventanas de un caserío se pueden ver muy
bien las avenidas de las vanguardias.
También
funciona perfectamente el contraste entre Iñaki y el personaje real que fue
fusilado, Daniel Zabalegui. Es un contraste que rige toda la obra: la persona
sencilla y popular frente al intelectual: el héroe real frente al tipo que no
lo es (Abaitua es básicamente un antihéroe). También me interesó mucho el
contraste con la mujer catalana. Podría escribirse un ensayo muy interesante
sobre Catalunya en la obra de autores vascos (Saizarbitoria, pero también
Atxaga).
En
este sentido, hay que añadir que “Los pasos incontables” es una obra magnífica
sobre el miedo: sobre lo que es vivir bajo una opresión que nos va aplastando.
Todos los sentimientos de Iñaki configuran una geografía del temor. Este
aspecto resulta muy interesante. O sea: la psicología del protagonista nos
permite, además de comprenderlo a él, comprender también toda una época de la
historia española.
También
es muy hermoso pensar que esta novela es el palimpsesto de otro libro, “Los
pasos incontables” (el libro que Iñaki escribió): el texto que leemos
efectivamente es el alma de una obra ausente. Una novela que ya es puro
espíritu.
El
libro está bien escrito, muy limado, redactado en suma con una excelsa
pulcritud. El autor es muy bueno a la hora de usar los detalles, lo hace con
mucho arte (los zapatos del fusilado, la película que se acaba: pero hay muchos
más ejemplos). En fin, un excelente novelista.
Gabriel
Magalhâes. Txikitan Euskal Herrian bizi izan zen: Gaur egun Beira Interior-ko
Unibertsitateko Irakaslea da. Nobelagile gisa ezaguna. Madrugada na tua alma (2011) da bere azken elebrria// Vivió de niño
en el País Vasco. Hoy es profesor de Literatura en la Universidad de Beira
Interior. Como investigador ha publicado Estar
Entre (2007) o Garret e Rivas. O Romanticismo em Espanha e Portugal (2009).
Es autor de novelas y con Nâo Tenhas Medo
do escuro (2009) recibió el Premio Revelaçao de la Asociación Portuguesa de
Escritores.
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